La torrija tradicional, sin pretensiones ni artificios, es una de las especialidades que puedes encontrar, casi todo el año – salvo julio y agosto, en el mostrador de Horno Arguiñano. ¿Quién dijo que habrá que esperar a Semana Santa para saborearla? Cierto que es que cuando se acerca esta fecha, son muchos los clientes que no quieren quedarse sin ellas.
“Los productos tradicionales en pastelería son un éxito asegurado. Y más si mantienen el sabor y la forma de hacer de antaño sin elaboraciones complejas ni innovaciones innecesarias” Lo cuenta Eduardo Villar, gerente de Horno Arguiñano.
¿A qué se debe este interés por las torrijas?
Las abuelas ya no están, que eran quienes antes las hacían y a la gente no le apetece elaborarlas en casa. Sin embargo su sabor, el de siempre, es algo que gusta a todos y que buscan a la hora de comprarlas. Cada vez estos productos caseros tienen más demanda.”estos productos caseros cada día tienen más demanda.
¿Solo se elaboran en Semana Santa?
Nosotros en Horno Arguiñano las hacemos durante diez de los doce meses del año. Los hábitos y costumbres van cambiando. También pasa con los roscones de Reyes. Se elaboran cada semana, eso sí, bajo demanda.
¿Cuál es el público de las torrijas?
Cada vez más son los jóvenes los que recurren a ellas. Buscan probar lo de antes, lo de siempre. Rechazan los platos de antes grasientos y calóricos y reclaman un alimento como este, tradicional.
Llevas 30 años trabajando en este horno. ¿Tienes en tu recuerdo haber elaborado tantas como ahora?
Cuando yo llegué a trabajar aquí no se elaboraban. Hacíamos carros enteros de pan para torrijas cuando se acercaba Semana Santa pero torrijas no. Luego comenzamos a hacerlas para San José y ahora ya se han quedado como uno de los productos estrella.
Puede que ayudara que críticos gastronómicos como Mikel Iturriaga las referenciara en “El Comidista”. A partir de varios momentos puntuales así, se convirtieron en una constante.
¿Dónde radica su éxito?
Sin duda en la receta. Las torrijas de Horno Arguiñano son las torrijas de toda la vida, las mismas que elaboran las abuelas y las madres. Es un producto más sencillo que otros porque no tiene que ser ‘tocado’ tantas veces como un turrón, por ejemplo.
En ciertos productos la innovación no tiene sentido. Los ingredientes de nuestras torrijas son muy sencillos: pan hueco del día anterior, leche entera, azúcar, canela y huevo. No hay más.
Sabemos que se están haciendo con vino, con crema, pero aquí nuestros clientes quieren las de siempre. Sin secretos. La tradición que es lo que sobrevive.
Un producto sencillo pero de enorme exquisitez. Lean: “a mí es lo único que me gusta de la pastelería. La torrija, y recién calentita, es la gloria”, afirma Villar.